Tras una
noche ajetreada, un jovencísimo rey Felipe IV descubre la belleza femenina y
pretende ver desnuda a la reina. A partir de este hecho tan trivial la Corte
entera se conmueve y todos sus oxidados mecanismos se ponen en funcionamiento.
El
Inquisidor general, el predicador de Palacio, el Conde-duque, las distintas
Juntas de consulta, nobles, damas principales y cortesanos… Nadie queda al margen del nuevo
problema que “amenaza” la buena marcha del Imperio, con la flota de Indias que
no acaba de llegar a Sevilla y los pecados reales que, en opinión general, son
castigados por Dios en todo el pueblo español.
Con esta
novela tardía, Gonzalo Torrente Ballester se introdujo en la novela histórica,
haciéndonos una semblanza maravillosa de la crisis de nuestro imperio,
combinando ficción y hechos reales en una narración tan asombrosa como
accesible que fue llevada al cine en 1991.
Sin embargo,
la obra no es una novela histórica al uso y en ella encontramos dos de las
grandes obsesiones del escritor: el poder y la intolerancia.
Un poder
que, con sus engranajes ocultos, produce movimientos inesperados sobre un
pueblo que solo puede observarlo desde lejos, sufriéndolo y sin llegar jamás a
conocer sus procesos verdaderos. (Ya presente en uno de sus primeros libros , El Golpe de Estado de Guadalupe Limón)
Junto a
ello, toda una novela es un canto sobre la tolerancia en donde Torrente
Ballester utiliza lo mejor y más granado de su ironía para desvelarnos cómo la
ignorancia pero también el lucro influyen en las ideas hasta convertirlas en
dogmas, como ocurre con el predicador de corte, una figura demasiado corriente
en España (entonces y ahora, en ambos lados del espectro ideológico, por cierto) y que tanto daño nos ha hecho y nos sigue
haciendo.
Felipe IV
.
Aunque no lo
supiera entonces, muchas de estas ideas estuvieron presentes cuando escribí mi
primera novela histórica, El Señor del Biombo. Estaba, también, esa necesidad
de explicarnos a través de la historia, como tan genialmente hace Don Gonzalo,
pues en el fondo el ser humano no ha cambiado tanto a lo largo de los siglos y
las ideologías, egoísmos, intereses inconfesables, ansias de poder y gloria nos
siguen gobernando ante la impotencia del pueblo llano que sufre a gobernantes a
los que el bien común es uno de sus últimos intereses.
Por todo
ello, os recomiendo su lectura. Aprenderéis historia, os divertiréis con una
ironía implacable y, sobre todo, os daréis cuenta de nuestros grandes vicios
que antes y ahora nos siguen atenazando
Este libro es estupendo, lo leí hace mucho. Muy recomendable!! Saludos!
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